Desde pequeña hay una persona que ha intentado hacer de mí una mujer de bien. Mi abuela.
Con ella pasaba largas temporadas las dos solas, viendo Falcon Crest y, aunque suene incongruente, aprendiendo a ser mejor persona. Aunque yo era bastante pequeña ya me parecía extraño que abuela me hablara de bondad mientras salía Angela Channing en pantalla. Sin embargo creo que eso tuvo su efecto en mí y en mi subconsciente. Más adelante fuimos cambiando los viñedos por Dallas y después por las extrañas tierras de Twin Peaks. Si lo pienso hoy en día a mi abuela le habrían quitado mi custodia casi seguro.
Sin embargo, lo que más me gustaba además de las charlas acompañadas por "soap opera" eran las clases magistrales de cómo ser una mujer de provecho el día de mañana. Esas clases, sí, que no triunfaron para nada. Mi abuela, con toda su buena fe, intentaba hacer de mí un ama de casa de pro. Sin éxito.
Si hacer punto, coser, cocinar, tejer o tapizar parecían tareas fáciles en sus manos, en las mías se convertían en pequeños infiernos. Yo era (y soy) extremadamente torpe. Se me escapaban los puntos, atascaba las máquinas de coser o me cosía los dedos, quemaba la comida (casi la cocina) y lo de tapizar era muy peligroso por la presencia de clavitos y martillos.
Aun así mi abuela contaba con el don de la positividad y me hacía sentir orgullosa de mi misma. Si el pastel que estaba cocinando salía del horno con pinta de dar mucho asco no me decía; ala, que burra. Me decía; ¿ves que bien? Hoy no has quemado nada. Y aunque el pastel acabara en la basura yo me sentía orgullosa.
Si lo que dios quiera que estuviera intentando coser no tenía pinta ni de pantalón ni de jersey y mis muñecas eran las peores vestidas del pueblo no me decía; ¿por dónde va la cabeza? Me decía; ¡que tela más bonita has escogido! y yo me sentía orgullosa también.
Hoy me doy cuenta de que, gracias a ella, no soy un gran ama de casa (aunque la teoría la domino, la práctica sigo sin llevarla bien) pero puede que gracias a ella si sea una persona mejor y más sabia. Desde luego, gracias a ella, tengo una cultura televisiva mayor a la del resto de los nacidos en los 80.
Felices 73 a mi abu, aunque ella siga diciendo, año tras año, que son 70.
miércoles, 14 de enero de 2009
Lo que fuimos
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2 comentarios:
Aww, que bonito Iria, me ha encantado leer esto!!
Las abuelas son personas que siempre piensas que van a estar ahi, son como raices de tu vida.
Yo adoro a la mia tambien, por desgracia solo me queda ella de abuela, y tenemos una relacion increible. Ella es joven ademas, tiene 69, y es divertidisima.
Un beso guapa.
Pues disfrutala! Mi abuela siempre dice que los abuelos y nietos son para disfrutarlos, que para aburrir están los padres, jajaja.
Un beso Lee
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