
Cuando despertó aquella mañana notó que fuera hacía demasiado frío. Dejó asomar un pie entre las mantas para constatarlo y volvió a guardarlo velozmente. Se acurrucó, intentando retener todo el calor del universo en su cama justo antes de que sonara el despertador. Aquel ruido le resultaba irritante todas las mañanas pero aquella especialmente. Sacó la mano para hacer callar ese pitido volvió a sentir lo helador que iba a resultar salir. ¿Y si hoy no me levanto? Pensó por un momento y sonrió ante la posibilidad de quedarse allí, oyendo llover.
La lluvia le gustaba, solo cuando no mojaba.
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