
¿A qué soy guapo?
Corrían los años 20 en Nueva York, años de bonanza económica, de estabilidad, de no tener demasiadas cosas que hacer más que sentarse a ver cabaret cuando William Reynolds (constructor) quiso realizar su sueño; construir el edificio más alto de la city. Reynolds tenía un solar entre la Calle 42 y la Avenida Lexington, un arquitecto William Van Allen pero nada de experiencia y casi que tampoco demasiado dinero. Mundo injusto.
Para su suerte, y la de los que amamos el edificio, se cruzó en su camino el señor Chrysler, magnate de la empresa de automóviles que lleva su nombre. El señor debió decir algo así como "Vale, os doy la pasta pero le ponéis mi nombre al bicho. Me gusta tener cosas bonitas con mi nombre" y soltó los 15 millones de dólares necesarios para su construcción. (Un apunte; estamos en 1928, ahora 15 millones son mucha pasta, imaginaos entonces).
Reynolds y Allen comenzaron el proyecto, felices y contentos. Pero, no todo es dicha en la viña del señor, no todos los sueños son fáciles de cumplir. El antiguo socio de Van Allen, C.Severance, estaba construyendo un edificio para el banco de Manhattan en Wall Street. Y, de repente, también quiso que fuera el más alto. De nuevo, mundo cruel.

Impongo desde abajo ¿que no?
El Chrysler Building iba a contar, en principio con 68 plantas y 270 metros de altura. Cuando Severance vio el proyecto quiso hacer crecer el banco de Manhanttan hasta los 280 metros. Según iban avanzando las obras, los chicos del Chrysler no cejaban en su empeño de ser los más y Allen aumentó su proyecto a las 70 plantas. Severance hizo lo propio, llegando a medir el banco 308 metros de altura. Maldición.
Parecía que había ganado pero no. Ante tal afrenta Van Allen no se quedó parado y diseñó la famosisíma cúpula del Chrysler, una pirámide de aluminio de 60 metros de altura conocida como Vertex, y la fabricó y escondió en el hueco de la escalera de incendios del edificio.

Vertex con su aguja y todo
Ah, que golpe de efecto tan maravilloso sería aquel. Ya podían verlo. De la noche a la mañana el edificio Chrysler crecería nada más y nada menos que 60 metros, sin que su competidor pudiera hacer nada por evitarlo. La ciudad se quedaría asombrada, maravillada, admirarían su magnificencia, su saber hacer... Y así fue. Casi.
El 23 de octubre de 1929 una gran grua hizo emerger de las profundidas del Chrysler su gran secreto y la cúpula quedó colada en apenas 90 minutos. Que gran gesta. Eran el edificio más alto, no solo de Nueva York, sino de todo el mundo, y le habían dado en las narices al tocapelotas de Severance. Oh, que gozo.
Lastima que esta hazaña quedara empañada por el Jueves Negro. Al día siguiente, el 24 de octubre de 1929 se iniciaba la época más negra del mundo capitalista. La gran crisis provocada por la caída de la bolsa de Wall Street.

Una gárgola. No echan agua porqué, a la distancia que están del suelo, te mataría.
Nadie habló del Chrysler. Se quedó allí, con sus detalles art decó, sus aguilas a modo de falsas gárgolas y toda su chapa brillante. Por su fuera poco, el título de "más grande del mundo" solo le duró 11 meses. Lo que tardó en terminarse el Empire State Building.
Por si fuera poco el señor Chrysler, podrido de dólares como estaba, se negó a pagar a Van Allen alegando que había cobrado ciertas comisiones de la obra que jamás se pudieron demostrar. No me digais que no es una historia trágica la de este clásico de Nueva York.


Puerta al vestibulo y ascensores incréiblemen art-deco-rados
Dato curioso del día; el Chrysler se construyó integro en apenas 17 meses y ningún trabajado resultó muerto, aunque se esperaban que fallecieran en la obra al menos 60 personas. Shit your self little parrot.
Para terminar, una bonita galería con fotos del Chrysler de todas las épocas.
2 comentarios:
Como siempre, la crisis economica llegando en los momentos mas inoportunos, hasta le quitó protagonismo a esta maravilla.
Besos Iria!
Este edificio es increíble, me gusta más que el empire state, tiene un algo como de futurismo de los treinta que me vuelve loco, me fascina. Un saludo.
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