martes, 9 de septiembre de 2008

Confidencias de media noche


Hay algo en la inocencia y amabilidad de las comedias clásicas que me fascina. Estoy segura de que si viera esas mismas situaciones o detalles en un film de hoy en día me parecerían incluso ridículas pero, situándonos en los 50-60 resultan totalmente encantadoras.


Pillow Talk (a.k.a Confidencias de medianoche, que los títulos hay que cambiarlos pase lo que pase) es una de ellas. Es la primera película en la que Doris Day y Rock Hudson trabajan juntos y, gracias a la buena química que se refleja en el film, fueron durante los 60 una de las parejas más recurrentes del cine.

La historia es bien sencilla; Jan Morrow, decoradora de interiores, y Brad Allen , compositor y mujeriego de profesión están obligados a compartir línea de telefónica. Esto da lugar a numerosas discusiones entre ellos, él hace abuso del teléfono para mantener el contacto con sus muchas conquistas y ella apenas puede usarlo aunque, lo que más le fastidia como él dice, es no tener para que usarlo. Aunque no se conocen trabajan (casualmente) para el mismo jefe, Jonathan (Tony Randall), que la pretende a ella y le pide matrimonio constantemente y se lo cuenta a él como su amigo que es. Esto despierta el interés de Allen que reconocerá la voz de Jan en una fiesta (casualmente estaban los dos sentados espalda con espalda, que cosas) y querrá conquistarla oculto tras la falsa identidad de un rico tejano (acento incluido).

El final de este embrollo no os lo pienso contar (destripar pelis está mal) pero si sabéis algo de comedia romántica podéis sospechar como acaba.

Resulta especialmente curioso, al menos para mí que siempre he tenido teléfono y, a falta de uno ahora tengo dos, el hecho de que dos personas tengan que compartir línea. La verdad es que es una situación que genera momentos hilarantes. Imaginaos; cada vez que descuelgas el auricular en tu casa oyes a un tipo, en la otra punta de la ciudad (NY, of course) flirtear con las más variopintas señoritas. Desesperante. Bueno, desesperante para todos menos para la criada alcohólica de Jan, para ella es una novela rosa en directo.

Por cierto, lo he dicho (escrito), ella es decoradora. Decoradora de las de antes, de los cincuenta, de las que te sacan de casa y cuando llegas está hasta el cenicero indicado en la mesa correcta y el paraguas a juego con el paragüero. Con esto podéis sospechar que cada plano, cada detalle del film, esta increíblemente cuidado. Amén de que el vestuario de ella es impecable. Me chirría un poco (no sé si alguien tendrá una explicación para esto, igual es tontería mía) el morenazo increíble que se gastan ambos protas. Es como si hubieran estado tres años viviendo en Malibú, tumbados al sol. ¿Se llevaría mucho en la época o será el color de la cinta? Anyway, resultan una pareja combinada encantadora.

Y los títulos de crédito iníciales son simpatiquísimos.

Se me olvidaba comentar que la película ganó el Oscar al mejor guión y que mi colega Esther dice que hay una parodia de 2003 protagonizada por Renee (google ayúdame con su apellido) Zellweger (gracias) que no tengo intención de ver. Según Esther está bien, yo no me fío.

2 comentarios:

Lee dijo...

Doris Day es muy grande. Sus peliculas siempre te alegraran el dia, incluso las mas bobaliconas.
Esta es de las mejores, y Rock está delicioso como de costumbre.
De Doris siempre me ha gustado todo, sobre todo su aspecto a finales de los 50 con esos jerseicitos a rayas y el pelo rubisimo con flequillo en media melena. Es un icono americano.

Un beso iria!

I. dijo...

Pues si, muy grande. Yo la descubrí en El hombre que sabía demasiado pero me flipa Calamity Jane la que más (Doris Day en el oeste XD)

Un beso!

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