
Gossip Girl me enganchó desde el primer capitulo, ¿adolescentes ricachones, caprichosos, guapos, con modelitos increíbles, paseando por Nueva York entre alcoholes y drogas varias? ¿Dónde hay que firmar? Tenía claro que eso prometía aunque, reconozco que empecé a verla porque me sentía huerfana de Kristen Bell. Ahora que la temporada ha terminado con solo 18 capitulos, me siento huerfana de culebrón.
Los chicos del Upper East Side saben que la fama, en este caso la popularidad, cuesta. Y que Gossip Girl les va a hacer sudar. Vamos, la muchacha nos ha contado ya de todo. Chantajes, puñaladas traperas, cuernos, fiestas, relaciones complicadas, noviazgos rarosraros, salidas del armario, detenciones, polvos fortuítos, momentos románticos, envidias, celos, llegadas inesperadas, amistades de conveniencia y alguna que otra salida de tono.
Sobra decir que, por supuesto, mis favoritos son los dos que ilustran este post. Blair y Chuck, Chuck y Blair. Ella, la reina de las señoritas pijas, de estilismos impecables, diademas de princesa y planes malvados para dominar, no solo la escuela, sino también el mundo. Él, el cabronazo encantador, de voz ronca y perpetuos morritos, siempre pegado a una bufanda hortera y con más maldad en su ser si cabe.
La serie sin ellos no sería nada. Un montón de aburridillos seres enamoradizos sin ambiciones ni interés alguno. Reconozcámoslo, Serena y Dan serán muy monos, pero empalagosos y aburridos son también un rato. Ni siquiera su ruptura final, con la trama de la fascinante Georgina por medio, resulta lo suficientemente interesante. De hecho, quedó absolutamente eclipsada por la última maldad de Blair con G. y su relación no-relación con Chuck.
Y ahora, ¿qué? Hasta el 1 de septiembre no sabré que demonios pasa con Nate y Vanessa (¿que sois de mundos diferentes? ¿que no lo sabíais antes niños?), con Serena y Dan (esos volverán, el tema es saber cuantas vueltas darán por medio), con la tonta de Jenny que como no relaje se la va a comer la reina con patatas y con los padres... sí, los padres. En todas las series de adolescentes tarde o temprano entran en juego los progenitores.
En este caso con una historia que me resulta encantadora. Vieja gloria rockera + antigua groupie ahora convertida en ricachona gracias a sus numerosos divorcios. No concibo que se volviera a casar. No comprendo como pueden decirse que se quieren, salir cogidos de la mano y seguir con sus vidas como si nada. Go, Rufus&Lily, go! pero si moláis más que vuestros hijos...
Pues eso, que hasta septiembre nada. Hasta que pase el verano sin saber cual será la temible venganza de la real bitch Georgina. Porque eso si será un autentico duelo de titanes. BvsG. La que nos espera.