Siempre he dicho que lo mejor de los viajes es lo que aprendes y lo que disfrutas. Si no se dan estos dos factores casi es mejor no ir a ningún sitio. Vamos que si te vas a divertir mucho sin aprender nada es mejor que te quedes en casa, que también lo pasas bien y no gastas tanto. Y viceversa, ir solo a aprender es un coñazo. En resumen, Mery me preguntaba anoche que había aprendido en Holanda y cuanto había disfrutado. Pues no es poco.

He aprendido:
Que el holandés se parece sospechosamente al alemán y puede ser imitado igual, añadiendo
en al final de cada palabra. Los viejos rockeros nunca mueren (ni falta que hace). A esquivar tranvías. Que se pueden hacer puentes de lo más variopintos y coloridos. Que las casas pueden pandear hacia cualquier lado sin que den miedo. A soltar la manita del manillar para indicar a que lado quiero girar. Que se puede dormitar en cualquier parque cuando sale el sol. A colocar bien mis cosas en el cesto de la bici sin que se caigan ni sean robadas. Que los amstedameses no son todos altos y rubios (aunque la mayoría son gigantes y blanquecinos). Que las putas son más feas de día (por consiguiente son más guapas de noche, marketing?). A comer con palillos chinos por la calle. Que los canales no tienen porque oler mal. Que Rotterdam no mola tanto como nos quieren hacer creer. Que las
central stations no tienen por que estar en el centro. Que el barrio rojo no es rojo de día. Que nunca encuentras un supermercado cuando lo necesitas pero te toparás con mil trescientos cuando ya no te hagan falta. Que si fuera de un coffeeshop pone No Alcohol realmentente significa No Alcohol, por raro que parezca. Cuando un negro de dos metros te habla con su voz grave en plena noche en pleno barrio rojo quiere venderte coca, no ser tu amigo. No les mires a los ojos. Los adolescentes yankies beben brandy antes de dormir cuando están en un país extranjero. Ver telenovelas egipcias a las dos de la mañana mola. Que los mercados de flores flotantes no flotan como yo pensaba. La M40 si es tan
redonda como yo pensaba.

He disfrutado:
Bebiendo Heineken. Fumando. Dormitando. Montando en bici. Llevando el cesto de la bici a modo de cesto de picnic por medio Amsterdam. Escuchando rock clásico con gente tan autentica como dichas canciones. Sobando gatos ajenos. Buscando la casa más estrecha del mundo. Paseando por el barrio rojo, por los canales, por los parques inmensos. Comiendo patatas fritas gigantes. Comprando pijaditas en tiendas de souvenirs. Visitando el Kunsthal museum. Mirando con lupa cuadros mínimos. Haciendo cientos de fotos. En las casas cubo. Comprobando como el pumu fue el coche de moda en el 97. Tomando café en un piano bar de época, con espontaneos pianistas incluidos. En una timba de poker ilegal con un oso y sus amigos. Viendo barcos casa. Los trenes silenciosos. Tulipanes, muchos y coloridos tulipanes. Peleandome por las duchas con borrachuzas rubiacas y señores grandotes. Utrecht. Voldenpark. The Doors palace. Spruistraat. Borneo. Silodam. Nemo. Arcam. Van Gogh. Pumu a tope cuesta arriba. Oude Kerk. Dam. Damstraat. Jordan. Venga, vale, todo.